La conservación de la carne más allá del día de despiece del animal en una sociedad eminentemente rural consigue disponer de alimentos durante todo el año. De los animales domésticos que son la base de la alimentación diaria, el cerdo es el animal por excelencia, del que se aprovecha todo. Los métodos de conservación fueron variando con el tiempo, hasta conseguir que además de conservar la carne ésta tenga un sabor y olor agradable. El primer día de la matanza  se hacen las morcillas; los días posteriores  se hacen los chorizos, salchichones; se adoban las costillas, los lomos, los solomillos, para más tarde ponerlos a curar al humo de las cocinas de leña. Todo este proceso es un decálogo de diferentes prácticas, utensilios, especias y rezos que recuerdan a un alquimista. En Mozares lejos de ser celosos de este arte tradicional, tenemos un día en el que enseñamos todo esto en una demostración práctica. Dejamos que los visitantes participen y conozcan la sensación de meter las manos en el mondongo o el picadillo, embuchar un salchichón o preparar la salmuera. Y si en la degustación final conseguimos un ¡¡Hummm…!!!, el reto está conseguido.